Existe la posibilidad de que, algún día, en la más triste historia contada, tú y yo nos encontremos. Así, desnudos, sin poder decir nada, sin que existan las palabras de consuelo. No habrá siquiera lágrimas, no volverán jamás recuerdos. Pero habrá un pequeño halo de misterio, un placer sereno en nuestros cuerpos. Un deseo de que, algún día, fuimos eternos...
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